Además de ser extremadamente estresante, viajar en la bodega a veces es mortal porque pueden ocurrir problemas de despresurización, caídas de temperatura y otros eventos inesperados. Algunos animales no llegan vivos, mueren de hipotermia, infarto o asfixia, otros llegan al destino muy traumatizados. Los veterinarios no lo recomiendan ni las aerolíneas permiten que se tomen una pastilla para dormir.

La mayoría de las veces, los dueños de estos perros deciden, de mala gana y por su propio bien, no viajar o dejarlos en casa, pero cuando se ven obligados a llevarlos, por ejemplo, a mudarse al extranjero, emprenden un viaje infernal, preocupados todo el tiempo para su mascota cuya condición no pueden verificar de ninguna manera.

De hecho, nadie, ni siquiera los tripulantes, pueden acceder al área donde se colocan las mascotas.

Los dueños de perros pequeños, medianos y grandes son los más afectados por estas reglas, pero no son los únicos.

Cada pasajero puede llevar solo un trasportín en la cabina, por lo que quien tenga dos perros o dos gatos, aunque si pequeños, no podrá traerlos. Tendrá que pedirle a alguien que lo acompañe o se verá obligado a ponerlos en la bodega. Sin mencionar los otros animales, como conejos, hurones, tortugas o pájaros, para los cuales cada compañía tiene diferentes reglas y restricciones.

En una sociedad donde los perros y muchas otras mascotas son parte de la familia, pueden ir en tren, barco, restaurante y posadas, las reglas actuales de las aerolíneas que nos impiden viajar con ellas están completamente desactualizadas.

Alguien replicará que esto es para la comodidad y seguridad de los otros pasajeros. ¡No es! ¿Qué tan cómodo puede ser viajar al lado de un perro de 8 kg que ladra todo el tiempo o un gato que, después de 7 horas de viaje, no pudiendo salir de la caja, se cagó en esa?

Las reglas actuales son discriminatorias porque permiten que algunas razas de perros y gatos y sus dueños tengan un viaje seguro mientras que los otros lo tengan infernal. El hecho de que el peso y el tamaño sean los factores discriminatorios y no otras características, como el ruido, el olor, la agresividad, es irracional e inmoral.

¿La solución?

Por ejemplo, empezar creando un área para mascotas pequeña, acogedora e insonorizada, accesible para los propietarios durante el vuelo y equipada con 5-10 habitaciones de diferentes tamaños.

Esta solución ya resolvería muchas situaciones y satisfaría a todos (dueños de mascotas y no).

Otra opción son los asientos al lado de un trasportín grande. Pero hay muchas otras posibles soluciones que pueden adoptarse en el futuro.

En Youtube, se puede encontrar fácilmente el concepto de Boeing para el "avión 2030" con gimnasio, campo de golf y realidad aumentada.

Genial, pero ni una palabra sobre el alojamiento de nuestros animales.

¿Tal vez piensan que en 2030 tendremos perros-hologramas y gatos-robot?

Primero viene un área equipada para mascotas y luego el campo de golf.

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 Unase a esta campana si cree que todos deben poder viajar de manera segura con su propia mascota.

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